La distribución o sistema de sincronización.
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ESTO, ES UNA AYUDADITA PARA EL APRENDIZAJE, APPROVECHENLA!!!
Técnicas de Estudio
EL MÉTODO E.P.L.E.R
Para mejorar nuestra
capacidad de comprensión lectora existe un método minucioso y detallado de la
lectura, que es propiamente un verdadero método de estudio.
Se lo
conoce como método EPLER, tomando las iniciales de sus
cinco pasos.
Exploraremos ahora cada
uno de esos cinco pasos:
1) E: Exploración
o prelectura
2) P: Preguntas
3) L: Lectura
4) E: EXPOSICIÓN
5) R: Revisión y Repetición
1) E: Exploración o prelectura:
hay un
proverbio popular que dice que ‘para armar un rompecabezas se necesita
primero la imagen completa’. Y una frase utilizada en la estrategia
militar dice que ‘no hay mejor aprovechamiento del tiempo que el
invertido en el reconocimiento previo’.
Cuando consultamos
un plano para localizar la intersección de una calle con otra, no hacemos
otra cosa que mirar el dibujo de una fotografía aérea. Es decir, nos
ayudamos con la representación de una visión realizada desde arriba.
El
valor del reconocimiento previo estriba en que no recibimos la información
“gota a gota” mientras leemos, si no que ya contamos con una visión
de conjunto.
Como
ocurre a menudo en la lectura convencional, cuantos más hechos, detalles y otra
información intentamos cargar, menos asimilamos y recordamos.
La pre
lectura está basada, por lo tanto, en un principio importante: el aprendizaje
eficaz se realiza ‘del todo hacia las partes’.
La pre
lectura es un vistazo de reconocimiento. Con ella ganaremos tiempo evitando
regresiones innecesarias, y lo que es muy importante, adquiriremos una visión
global de todo el material.
Es
increíble la cantidad de personas que olvida detenerse en las numerosas
indicaciones que el autor, los redactores y el editor ponen en el libro para
facilitar el recorrido de la lectura, para indicar las intenciones y las
distintas direcciones y usos del texto. En general, el lector poco experto
se lanza de lleno a la lectura como el conducto novato que, al tener miedo del
tráfico, es presa del pánico y no ve las señales, no para en el STOP,
sino que sigue adelante, empujado por el fluir de los coches y sin saber
exactamente adónde va. Para cualquier excursión por la montaña usted confiaría
en un mapa para estudiar los senderos más cortos o más interesantes que le
llevasen a su destino. ¿Por qué no hacer lo mismo antes de afrontar esa
tierra desconocida que es un libro nuevo?
Tratemos
de descubrir ahora cuáles son esas señales que nunca hay que pasar por alto
antes de decidir si leer o no un texto. Atención a:
· Los títulos
· Los subtítulos
· El índice
· La disposición de los párrafos
· La longitud de los párrafos
· El uso de la negrita o la cursiva
· Los esquemas o recuadros de recapitulación
· Las ilustraciones
· Las acotaciones
· La información sobre el autor que pueda figurar
en
la solapa
la solapa
· La información en la contratapa
· Las notas a pie de página
Todos ellos son espías luminosos que es absolutamente necesario aprender a interpretar y utilizar, para poder obtener más ventajas con menor esfuerzo. En efecto, en estas sencillas operaciones se invertirá pocos minutos, después de los cuales sabrá qué contiene el libro y qué le es útil, mientras que sería poco práctico ese cuarto de hora invertido en leer precipitadamente el primer capítulo, que le podría desorientar y no darle un panorama de la obra.
Al mismo tiempo, este trabajo preliminar permitirá acopiar los elementos, materiales complementarios y los libros de consulta que pueden necesitarse. Conviene también apreciar si se trata de un tema nuevo, o es continuación de otro ya estudiado. La toma de contacto debe durar sólo unos poco minutos, los suficientes para hacerse una idea del terreno que se va a explorar, y para completar la preparación del trabajo.
Será un recorrido ágil de la materia de estudio, en su totalidad, con el fin de localizar los conceptos e ideas fundamentales y las áreas de dificultad. Debe ser la ocasión para identificar las palabras desconocidas, así como los conocimientos que se dan por sabidos y, en principio, se tienen dudas sobre ellos. Hay que ir anotando unas y otros en un papel, para aclararlos luego. Esto es muy importante puesto que cada autor basa su exposición en unos conocimientos previos que supone en posesión del lector, y si éste no los posee, difícilmente entenderá lo que le están explicando. La primera lectura será rápida y de corrido, sin detenerse aunque algo no se entienda. En tal caso, conviene dejar al margen una señal a lápiz, por ejemplo, un signo de interrogación.
Inmediatamente después de
la primera lectura, hay que aclarar las palabras desconocidas con ayuda del
diccionario, y estudiar o repasar los conceptos que el autor da por sabidos. En
ningún caso debe pasarse a la segunda lectura sin haber completado dicha labor,
y ese será el fruto más valioso obtenido de la primera lectura.
2) P: Preguntas:
En
esta fase nos planteamos una serie de preguntas fundamentales acerca del texto
que consideramos o creemos necesario saber responder después de la lectura. Podemos
transformar en preguntas los encabezamientos y los títulos.
Desde que se lee el título del capítulo o tema, o incluso en la etapa de exploración, se puede hacer una detención de un minuto para preguntarse: ‘¿Cuál será precisamente el contenido del tema que lleva este título?’, y conforme se vaya desarrollando la pre lectura, formular algunas preguntas que puedan ser contestadas mediante una cuidadosa lectura del material.
El poder de las preguntas estriba en que proporcionan objetivos inmediatos que hay que investigar, y no precisamente una idea general de lo que se va a percibir al leer toda la obra. Las preguntas pueden indicar lo que se debe buscar en cada tema, subtema o párrafo. También facilitan concentrar la atención en lo que se lee, ya que indican lo que hay que precisar a lo largo del estudio.
Desde que se lee el título del capítulo o tema, o incluso en la etapa de exploración, se puede hacer una detención de un minuto para preguntarse: ‘¿Cuál será precisamente el contenido del tema que lleva este título?’, y conforme se vaya desarrollando la pre lectura, formular algunas preguntas que puedan ser contestadas mediante una cuidadosa lectura del material.
El poder de las preguntas estriba en que proporcionan objetivos inmediatos que hay que investigar, y no precisamente una idea general de lo que se va a percibir al leer toda la obra. Las preguntas pueden indicar lo que se debe buscar en cada tema, subtema o párrafo. También facilitan concentrar la atención en lo que se lee, ya que indican lo que hay que precisar a lo largo del estudio.
Esta
formulación de preguntas, además de despertar la curiosidad, estimula al
lector a compenetrarse debidamente del texto. Son de mayor valor las
preguntas formuladas por nosotros mismos, mucho más que las preguntas
elaboradas por otra persona.
Los párrafos tienen su estructura interna, representada en la cohesión de sus acciones. Las principales "estructuras ejes" se pueden resumir así:
1) Estructura
del asunto = E. A.
Es la estructura para dar informes o para hacer narraciones o descripciones. Los párrafos tienen su estructura interna, representada en la cohesión de sus acciones. Las principales "estructuras ejes" se pueden resumir así:
¿Cuál? = Hecho
¿Cómo? = Desarrollo de los hechos
¿Conclusión? = De los hechos
2) Estructuras de dificultades y soluciones = E. Di. S. Se presentan los siguientes elementos: Una tesis (idea, concepto, problema); una discusión (desarrollo, pros y contras); y una solución (conclusiones, moralejas, etc.).
¿Cómo? = Desarrollo de los hechos
¿Conclusión? = De los hechos
2) Estructuras de dificultades y soluciones = E. Di. S. Se presentan los siguientes elementos: Una tesis (idea, concepto, problema); una discusión (desarrollo, pros y contras); y una solución (conclusiones, moralejas, etc.).
¿Cuál? = Problema
¿Por qué? = Análisis
¿Discusión? = Pros y contras
¿Qué conclusión? = Solución
¿Por qué? = Análisis
¿Discusión? = Pros y contras
¿Qué conclusión? = Solución
3) Estructura de proposición y presentación = PROPRE. Expresa una afirmación clara y
firme que el autor tratará de demostrar a fin de persuadir.
¿Qué? = ¿Cuál es la idea?
¿Cómo? = ¿Cómo la demuestra?
¿Implicación? = ¿Convence?
¿Qué? = ¿Cuál es la idea?
¿Cómo? = ¿Cómo la demuestra?
¿Implicación? = ¿Convence?
3) L: Lectura:
Conocida ya la extensión
del texto y su grado de dificultad, se podrá decidir la manera de leer el
material, si en forma rápida o más bien lenta, de acuerdo con la finalidad
y la situación. Lo indispensable es no sacrificar la comprensión a fin de
obtener el máximo provecho.
Esta es la fase propia de
la lectura, que debe ser con el ritmo propio de acuerdo a la finalidad,
haciendo una lectura general y buscando el significado de lo que se lee. En una
sesión de estudio aquí introduciríamos el subrayado, las notas al margen, etc.
Esta es también la fase de la comprensión propiamente dicha. Todo lo realizado previamente ha tenido como objeto dotarse de los medios e informaciones necesarios para facilitar la tarea. Se ha explorado el terreno en su totalidad y ya se sabe dónde van a encontrarse las dificultades. Ahora es el momento de enfrentarse abiertamente a ellas. La lectura debe ser concienzuda, pero sin perder de vista que el objetivo en esta fase es entender, por lo que no será necesario prestar demasiada atención a lo que esté perfectamente claro. Es conveniente tratar de adivinar el pensamiento del autor, es decir, lo que pretende explicar, su sistema de enseñanza, lo que considera más importante, etc. A tal fin, hay que fijarse bien en todo aquello que subraya, enfatiza o repite. Debe prestarse atención especial a los comienzos de los capítulos y apartados, en los que suelen plantearse las
ideas clave. Y también a los finales, donde es frecuente que figuren resúmenes y conclusiones.
La segunda lectura es una buena ocasión para poner en práctica todas las estrategias apuntadas (hacerse preguntas, explicar las cosas con expresiones propias, investigar todos los detalles, no dar nada por seguro hasta verlo con claridad, etc.). Para la señalización de los conceptos fundamentales, debe hacerse uso de las medidas apropiadas, como subrayados, encuadres, notas marginales, etc., pero sin abusar de ellos para que no pierdan efectividad. También es conveniente la lectura en voz alta, ya que facilita la asimilación.
En la segunda lectura se irán aclarando sobre la marcha algunas cuestiones dudosas. Otras, en cambio, requerirán volver sobre ellas para una consideración más profunda. A veces, leyendo más adelante, se aclara algo que antes no se entendía. Finalmente, quedarán algunos puntos sin aclarar, no siendo aconsejable porfiar demasiado en ellos en esta fase, aunque sí dejarlos perfectamente localizados.
Esta es también la fase de la comprensión propiamente dicha. Todo lo realizado previamente ha tenido como objeto dotarse de los medios e informaciones necesarios para facilitar la tarea. Se ha explorado el terreno en su totalidad y ya se sabe dónde van a encontrarse las dificultades. Ahora es el momento de enfrentarse abiertamente a ellas. La lectura debe ser concienzuda, pero sin perder de vista que el objetivo en esta fase es entender, por lo que no será necesario prestar demasiada atención a lo que esté perfectamente claro. Es conveniente tratar de adivinar el pensamiento del autor, es decir, lo que pretende explicar, su sistema de enseñanza, lo que considera más importante, etc. A tal fin, hay que fijarse bien en todo aquello que subraya, enfatiza o repite. Debe prestarse atención especial a los comienzos de los capítulos y apartados, en los que suelen plantearse las
ideas clave. Y también a los finales, donde es frecuente que figuren resúmenes y conclusiones.
La segunda lectura es una buena ocasión para poner en práctica todas las estrategias apuntadas (hacerse preguntas, explicar las cosas con expresiones propias, investigar todos los detalles, no dar nada por seguro hasta verlo con claridad, etc.). Para la señalización de los conceptos fundamentales, debe hacerse uso de las medidas apropiadas, como subrayados, encuadres, notas marginales, etc., pero sin abusar de ellos para que no pierdan efectividad. También es conveniente la lectura en voz alta, ya que facilita la asimilación.
En la segunda lectura se irán aclarando sobre la marcha algunas cuestiones dudosas. Otras, en cambio, requerirán volver sobre ellas para una consideración más profunda. A veces, leyendo más adelante, se aclara algo que antes no se entendía. Finalmente, quedarán algunos puntos sin aclarar, no siendo aconsejable porfiar demasiado en ellos en esta fase, aunque sí dejarlos perfectamente localizados.
EL
SUBRAYADO
El objetivo del subrayado es destacar las ideas esenciales de un texto. Posteriormente, al leer únicamente lo subrayado se puede recordar el
contenido de dicho texto.
Las principales teorías psicológicas de la percepción humana fundamentan
esta técnica, ya que está demostrado que la memoria se fija y recuerda más y
mejor aquellas cosas que se resaltan.
¿Por
qué es indispensable subrayar un libro para leerlo?
·
En primer lugar, porque así nos mantenemos despiertos, totalmente
despiertos y no sólo conscientes.
·
En segundo lugar, leer, si lo hacemos activamente equivale a pensar, y
el pensamiento tiende a expresarse en palabras, escritas o habladas.
· En
tercer lugar, el subrayado evita
tener que leer de nuevo todo el texto.
Un buen subrayado nos coloca el texto en telegrama,
ahorrándonos tiempo y esfuerzo para la captación de
su esencia significativa.
1. ¿Cuándo subrayar?
Inmediatamente
después de captar el texto. Si no, no sabrás qué remarcar.
2. ¿Qué subrayar?
Los puntos más importantes,
los argumentos de mayor fuerza. Las ideas centrales, las Palabras-Clave. (Mucho
más en lo humanístico que en lo técnico).
3. ¿Cómo subrayar?
Con re marcador:
· Líneas
ondulantes debajo, para lo esencial;
· Líneas
llenas, para lo secundario pero significativo.
Si quieres subrayar un documento que tengas en la computadora, en lugar
de usar líneas ondulantes para resaltar lo esencial, puedes apelar (ya que los
procesadores de texto no tienen la opción de líneas ondulantes) a la
opción doble línea.
· Puedes
numerar en orden los subrayados, para guiarte en el Resumen o en la confección
del Mapa Mental.
· Marcar
las definiciones con flechas.
· Si el
libro no es nuestro, no podemos subrayar. Por eso, si tienes los medios, es
conveniente comprarlo.
Lo
que no debe hacerse:
Terminar subrayando media página o la mayor parte de la página.
Tampoco subrayar en la primera lectura, sin haber leído el índice, el prólogo, la bibliografía y la introducción.
Terminar subrayando media página o la mayor parte de la página.
Tampoco subrayar en la primera lectura, sin haber leído el índice, el prólogo, la bibliografía y la introducción.
EJEMPLO
DE SUBRAYADO
LA FILOSOFÍA
I
Etimología de la palabra
Si nos atenemos a la etimología de la palabra, la filosofía es muy fácil
de definir: es el amor a la sabiduría.
III
Sentido de la palabra.
Pero, cuando abandonamos el dominio de la etimología y de la historia
del vocablo, y tratamos de definir QUÉ es la filosofía, surgen las
dificultades. Proceden no tanto de la variedad de acepciones que el término ha
sufrido a lo largo de la historia, como de la profunda evolución que ha
registrado en el seno mismo de la corriente aristotélico-tomista.
En primer lugar, santo Tomás no podía admitir la concepción aristotélica.
Para Aristóteles, en efecto, la sabiduría suprema es la metafísica. Pero,
para un pensador cristiano, existe una sabiduría infinitamente superior :
la teología, fundada en la revelación y en la fe,e por lo que el hombre
participa de la misma sabiduría de Dios. Se impone, pues, la precisión de que
la filosofía es la sabiduría adquirida por las solas luces de la razón
natural. Por lo demás, Aristóteles nada hubiera objetado a este
respecto, ya que así la entendía él, habida cuenta de que no tenía ni la más
somera idea de un modo de conocimiento sobrenatural, trascendente a la razón.
Existe otra dificultad. Un filósofo tomista tampoco puede, en nuestros
días, ateneerse al concepto aristotélico-tomista de sabiduría, ya que ésta
englobaba casi la totalidad del saber racional : física, matemáticas y
metafísica. Ahora bien, del Renacimiento a esta parte, las ciencias se han
desarrollado y diversificado infinitamente y, lo que es más importante aún, se han
separado, a menudo con violencia, de la filosofía. Actualmente, a nadie se
le ocurriría llamar sabios, en el sentido primitivo de la palabra, a un
matemático o a un físico ; y éstos se creerían insultados si se les
calificara de filósofos. De este modo, se ha llegado frecuentemente a la
oposición actual entre ciencia y sabiduría, reservando (un tanto abusivamente)
el término ciencia para las ciencias particulares, ciencias exactas y ciencias
experimentales, como se dice actualmente. Este hecho ha inducido a precisar que
la filosofía es la búsqueda de una explicación del universo por las causas,
principios o razones últimas, en el sentido de que no es posible ir más
allá de dichas razones. Pero esta precisión fue ya formulada explícitamente
por santo Tomás : ‘La sabiduría -dice- consiera las causas primeras, la
ciencia se detiene en las causas segundas o próximas’. (METAFÍSICA, 1,
1 ; N° 34). Así pues, se conserva la fidelidad no ya únicamente al
espíritu sino también a la letra del tomismo, al distinguir entre ciencias y
filosofía. El único cambio registrado consiste en extender el ámbito de las
ciencias particulares más allá de las fronteras que santo Tomás les había
asignado.
Creemos, pues, a fin de cuentas, que la definición de filosofía
comúnmente aceptada por la escuela tomista contemporánea, es plenamente
satisfactoria. Dicha definición reza así : la filosofía es el
conocimiento de todas las cosas por sus razones últimas, adquirido con la sola
luz de la razón natural.
Si se nos permite adentrarnos inmediatamente en los arcanos del
vocabulario técnico, diremos que el universo es el objeto material de
la filosofía, y que las causas últimas constituyen su objeto formal.
Esto significa que la filosofía se interesa por todo lo que es, pero en cuanto
comprehensible por sus causas supremas ; estas últimas son, pues, su
objeto propio y principal.
Semejante definición de la filosofía nos parece válida para todas las
filosofías. No cabe duda de la existencia de grandes divergencias acerca de la
naturaleza de los principios que ellas proponen ; para unas, por ejemplo
la de Marx, es la Materia ; para otras, como la de Hegel, es el
Espíritu ; y para otras aún, la Sabiduría (Spinoza), etc. Pero poco
importa aquí que una filosofía sea materialista, idealista o panteísta, ya que
siempre tiende a explicar el universo por sus causas supremas. Tal vez el único
sistema de pensamiento excluido por esta definición sea el escepticismo, que
hace consistir la sabiduría en la duda respecto de todas las cosas. Pero, dado
que enseña las razones del dudar y puesto que las reduce a unos capítulos
principales, también cabría admitir que el escepticismo busca las razones
últimas de las cosas.
MÁS
SOBRE EL SUBRAYADO
Te evita tener que
leer de nuevo todo el texto. Pero cuidado: ¡algunos estudiantes subrayan
todo!¿Qué sentido tiene eso? Conviene acompañarlo con notas y señales al
margen.
¿Cuándo subrayar?: Inmediatamente después e captar el texto. Si no, no sabes que remarcar.
¿Cuánto subrayar?: Lo esencial. Ideas centrales, palabras Clave. Mucho más en lo
humanístico que en lo técnico, por supuesto.
¿Cómo
subrayar?: Con remarcado; líneas ondulantes debajo, para lo esencial; líneas
llenas, para lo secundario pero significativo. Puedes numerar en orden los
subrayados, para guiarte en el Resumen y Notas o Cuadros. Marcar las
definiciones con flechas . Si el libro no es nuestro, no podemos subrayar.
Por eso es conveniente comprarlo, si tienes los medios.
La
persona que aprende tiene que plantearse preguntas y planteárselas al autor, e
incluso tiene que estar dispuesta a discutir con éste una vez que ha entendido
lo que dice.
Existen
diversas formas de anotar un libro de forma inteligente y fructífera. A
continuación ofrecemos algunos recursos:
Como alternativa al
subrayado de colores (que no es conveniente porque confunde más de lo que
orienta), pueden utilizarse los siguientes códigos o símbolos:
? PARA SEÑALAR MATERIAL DIFÍCIL O DUDOSO: Se puede utilizar el signo de
interrogación en el margen izquierdo.
N LO QUE NO SE DEBE VOLVER A LEER: Con el fin de no perder el tiempo
leyendo informaciones erradas o ya superadas, utilizamos una N en el margen
izquierdo, que significa negación (NO).
F LAS IDEAS PARA FICHAS: Las ideas que se desean conservar, las
definiciones y demás datos textuales, se pueden señalar con una F (Ficha) en el
margen derecho.
R PARA RESUMIR DESPUÉS:
Para tener en cuenta las partes que se van a resumir, marcamos con una R
(Resumir) al margen derecho.
C CONSULTAS: Para indicar
las ideas que se deben consultar en diferentes fuentes se puede utilizar una C
(Consultar), e indicar a continuación el material preciso para consultar.
! ÉNFASIS: Un signo de exclamación para el acuerdo o la importancia.
+ PARTES A
PROFUNDIZAR: Un ‘signo más’ para volver a ese punto y explayarlo con otros
materiales, etc.
Líneas verticales en el margen:
· Para
destacar un argumento concreto ya subrayado.
· Para
destacar un párrafo demasiado largo como para ser subrayado.
**** Asteriscos u otros signos al margen:
· Para
destacar los argumentos o párrafos más importantes del libro.
Tiras de Papel entre las
páginas:
· Se pueden colocar una o varias tiras de papel (aun de distintos
colores); especialmente útiles son las que traen un pegamento débil. En
cualquiera de estos casos, se podrá sacar el libro de la estantería y, al
abrirlo por la página señalada, refrescar la memoria.
Números en el margen:
· Para señalar una secuencia
de puntos realizada por el escritor, o por el propio lector, en el desarrollo
de un argumento.
Numeración de otras páginas en el margen:
· Para indicar donde señala los mismos puntos el autor, u otros puntos
referidos a los ya señalados o contrarios a éstos, con el fin de unir las ideas
del libro que, aunque estén separadas por muchas páginas, pertenecen al mismo
grupo.
· Muchos
lectores emplean las letras «cf», que significan «compárese» o «referido a»,
para indicar el número de las otras páginas.
Rodear con un círculo las palabras o frases clave:
· Cumple
prácticamente la misma función del subrayado.
Escribir en el margen, o en la parte superior o
inferior de la página:
· Para
señalar las preguntas (y también las respuestas) que pueda plantear un párrafo
concreto.
· Para reducir una exposición complicada a un enunciado sencillo, para
dejar constancia de la secuencia de los puntos más importantes del libro.
4) E: Exposición:
El cuarto paso del método EPLER
consiste en hablar para
describir o exponer los temas leídos. Cuando se termina de leer una página,
conviene reformular la información que se ha captado. Al dominar la
ejecución de esta etapa, tal vez se preferirá leer toda una sección o capítulo
antes de detenerse para volver a repetir lo que se ha leído, y puede ser útil,
al haber leído varias páginas, mirar el título del tema para recordar
mentalmente lo que se ha mencionado en él. Si lo que se lee no tiene temas con
títulos, entonces es buena estrategia subrayar los puntos importantes y
éstos servirán para reconstruir el tema, en la imaginación y la memoria,
tan completamente como sea posible. Al terminar la exposición, será conveniente
volver a pensar en los puntos importantes para comprobar que se recuerdan
suficientes detalles que abarquen los hechos mencionados en la descripción.
Conviene que este recordatorio se haga en forma verbal. Cada uno de nosotros con seguridad ha tenido la experiencia de pensar en algo y decirnos: ‘sí es una buena idea, sé todo sobre eso’, y más tarde, cuando empezamos a explicar la idea a otra persona, nos encontramos con no ser capaces de expresarla correctamente. Una idea vaga e incierta, que no puede explicarse con palabras efectivas y claras, tal vez no tenga ningún valor para nadie. Es claro que no se puede hablar de un asunto, si sólo se tiene una idea indefinida o confusa sobre el tema. Después de todo, la única forma de que disponemos para decir si podemos expresar con palabras un tema –por estar suficientemente claro en nuestra mente- es, precisamente, ¡expresarlo mediante palabras! Por lo tanto, hagamos precisamente eso.
Conviene que este recordatorio se haga en forma verbal. Cada uno de nosotros con seguridad ha tenido la experiencia de pensar en algo y decirnos: ‘sí es una buena idea, sé todo sobre eso’, y más tarde, cuando empezamos a explicar la idea a otra persona, nos encontramos con no ser capaces de expresarla correctamente. Una idea vaga e incierta, que no puede explicarse con palabras efectivas y claras, tal vez no tenga ningún valor para nadie. Es claro que no se puede hablar de un asunto, si sólo se tiene una idea indefinida o confusa sobre el tema. Después de todo, la única forma de que disponemos para decir si podemos expresar con palabras un tema –por estar suficientemente claro en nuestra mente- es, precisamente, ¡expresarlo mediante palabras! Por lo tanto, hagamos precisamente eso.
En esta etapa de exposición también se pueden
contestar las preguntas que planteadas anteriormente, y si es necesario
pueden formularse otras preguntas más específicas, concretas o puntuales sobre
el texto y su contenido.
Incluso es aconsejable hacerlo por escrito;
así este material se podrá utilizar más adelante. Algunas personas las
responden en voz alta, y las retienen porque su memoria es auditiva; otras prefieren
hacerlo por escrito.
Pero esta es una etapa a menudo descuidada, y
sin embargo crucial, porque como decía Sherlock Holmes: "no
hay nada que aclare tanto un caso como el exponérselo a otra persona..."
5) R: Revisión y Repetición:
La
revisión consiste en hacer un repaso del material leído, días después del
trabajo realizado, cuando la mente se encuentra descansada. Dicha lectura debe
ser en forma de salteo. Se ven los puntos que no quedaron claros y se
completan las respuestas. Aquí, en una sesión de estudio, introduciríamos los
esquemas y resúmenes.
Esta fase consiste, precisamente, en
realizar un último esfuerzo para aclarar esos puntos oscuros que han quedado
pendientes tras la segunda lectura. Como ya el tema estará muy trabajado,
las dudas que queden serán muy concretas y podrá efectuarse una buena
investigación acerca de ellas con ayuda de otros libros e informaciones. Si, a
pesar de ello y después de un tiempo razonable, quedase todavía algún punto sin
aclarar, es mejor dejarlo. A veces, el subconsciente sigue trabajando y, más
tarde, puede aparecer la solución.
Pero conviene recordar que el repaso debería
basarse en la meditación sobre el material que se está revisando, más
bien que en pasar los ojos rápidamente sobre él. Los mismos conceptos que se
han mencionado sobre la actitud y sobre la etapa que hemos llamado de
Exposición, se aplican aquí. Cuando se repasa, se graba en la memoria y se
comprende determinado material no porque los ojos lo vean por segunda o tercera
vez, sino como resultado de lo que sucede cuando el cerebro vuelve a
examinar el material completamente por segunda o tercera vez.
LA
IMPORTANCIA DEL REPASO
Es un paso imprescindible para retener lo aprendido hasta usarlo, es decir, para evitar el olvido. Para repasar, utilizaremos como material básico las síntesis confeccionadas por nosotros y, ante un examen tipo test, el libro.
Para repasar, usa como estrategias básicas la relectura de los libros y el recitado: expresar de viva voz y a nuestra manera lo estudiado, y luego comprobar con el texto la exactitud de lo verbalizado.
De acuerdo con la curva del olvido, hay unos momentos óptimos para repasar.
Es un paso imprescindible para retener lo aprendido hasta usarlo, es decir, para evitar el olvido. Para repasar, utilizaremos como material básico las síntesis confeccionadas por nosotros y, ante un examen tipo test, el libro.
Para repasar, usa como estrategias básicas la relectura de los libros y el recitado: expresar de viva voz y a nuestra manera lo estudiado, y luego comprobar con el texto la exactitud de lo verbalizado.
De acuerdo con la curva del olvido, hay unos momentos óptimos para repasar.
La programación de repasos secuenciales debe ser:
a)
Repaso inicial: es el más
importante de todos. Hay que hacerlo antes de que transcurran 24
horas de la memorización de un tema. El momento ideal es antes de irse a
dormir el mismo día. procurando dejar unos minutos de descanso entre el repaso
y acostarse.
Seguiremos
el siguiente procedimiento:
—
Recitar lo estudiado durante el día.
—
Comprobar en los libros la exactitud de lo expresado.
—
Releer lo olvidado y lo no comprendido (lo que nos cuesta expresar) en
el original. No pierda tiempo releyendo lo sabido: insista, estudie lo
suficiente hasta saberlo todo.
b)
Repasos intermedios: se
trata de releer las síntesis y los libros, de utilizar el material para
evitar el olvido. Los momentos claves ideales son:
—
a los 3 días del repaso inicial
—
a la semana del anterior
—
semanalmente hasta saberlo bien
— mensualmente una vez sabido.
Repasa buscando un conocimiento global, relacionando lo sabido con cosas nuevas.
c)
Repasos finales: Cuando se
acerca el examen hemos de repasar en profundidad lo aprendido cuantas más
veces mejor. Para ello, recite lo estudiado, compruebe su exactitud y
relea, escriba, dibuje, etc. lo no sabido.
De cara al éxito en el examen hay 3 puntos fundamentales: comprensión de la materia, sintetización de la misma y repasos secuénciales; si estudia con verdadero interés, entiende perfectamente (lo explica con sus palabras) lo que estudia, lo sintetiza (asociando lógicamente las ideas) y lo repite en voz alta, conseguirá un conocimiento perfecto de los temas.
De cara al éxito en el examen hay 3 puntos fundamentales: comprensión de la materia, sintetización de la misma y repasos secuénciales; si estudia con verdadero interés, entiende perfectamente (lo explica con sus palabras) lo que estudia, lo sintetiza (asociando lógicamente las ideas) y lo repite en voz alta, conseguirá un conocimiento perfecto de los temas.
Repase, utilice el material tantas veces como le sea posible para llegar al examen con las mayores posibilidades de éxito. Como quiera que muchas veces se encontrará con un examen objetivo, tipo test, en que la respuesta ya está confeccionada y es unívoca (sólo hay una respuesta correcta), es más importante reconocer (saber qué alternativa es correcta) que recordar; para ello, es fundamental leer muchas veces todos los temas.
Saludos calurosos desde el pulgar cito de América, bienvenida!!! ALVA.siempre te espero por aquí o en mi correo. Bendiciones!!!
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